Nos reunimos más de diez familias, y el espectáculo estuvo asegurado. Mil gracias a Martín, Joseph, y Ale, de Burundi, Kenia y Angola, respectivamente, por su entrega, su alegría y su pasión a los tambores. La pachanga, todo un éxito.
(Hubo quien con dos cervecitas se animó a lanzarse con un "Antón pirulero" versionado, jajaja).
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