sábado, 30 de julio de 2011

Crónica del viaje al Bierzo.





" Hay detalles de los viajes que no se recogerán en ninguna cámara pero se quedan prendidos en las risas, y el corazón (yo es que soy muy cursi, ya sabeis...). Ese Hadri y ese Joel, cargados con sendas hachas y espadas de madera, saliendo de los baños del camping a toda caña, y un campista que entre risas nos dijo "¡qué miedo, nos atacan los sioux!". Ese río, dónde no hacían falta bañadores, y que sirvió para refrescar los ánimos.
Las caras de todos, sobre todo de Elisa y Joel, con los cascos y las linternas, pasando por la cueva de las Médulas, y ese final de cueva espectacular, que nos sorprendió a todos, con esa "balconada" en plena montaña.
Esas conversaciones entre pequeñas caminatas, de los "mayores", intentando explicarse como respetar a las plantas para que no piquen, ni pinchen...jajaja.
Y por supuesto, ese final de visita al mirador, con claras muestras de haber pasado un día estupendo (a pesar de un par de molestas picaduras de abeja... pobre Hadri!)."

Por aquí Lidia escribió que lo que más le había gustado, por orden había sido, "la cueva de Las Médulas dónde tuvimos que ponernos casco y nos dieron linternas para recorrerla, el río de la playa fluvial del camping, el castillo templario, estar con mis amigos y encontrar una calavera para investigarla...".
Para Elisa, la cueva fué lo más espectacular, el mirador también le encantó, un ordenador que había en una exposición del castillo, sobre libros antiguos, que simulaba el pasar de páginas y la entretuvo un montón, y sobre todo, jugar con Naila.
Hadri también pone en primer lugar la cueva, y resalta el final del recorrido con el balcón hacia las montañas. Le gustó lo amables que eran los chicos de la taquilla, que cuándo recurrimos a ellos al picarle las abejas, nos prestaron un montón de hielo. Le gustó mucho el pequeño documental que había en el museo arqueológico de Las Médulas dónde se explicaba gráficamente como los romanos perforaban las montañas para llenarlas de agua a presión y reventarlas en busca de oro. Después pone el castillo como lugar para jugar a las guerras medievales, jugar con los amigos, y el baño en el río.

Nos faltan "las crónicas de Naila" que las tendremos en breve, jejeje.

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